Una de las actividades más gratificantes
para los integrantes de un club de lectura es la del encuentro con un
autor, quizá porque los autores que han conseguido llenar nuestras
páginas, que nos han divertido o hecho reflexionar, cuentan con un
espacio privilegiado en nuestra memoria.
Poner rostro a las palabras leídas,
charlar con un escritor y descubrir la génesis de sus historias es
siempre apasionante. Si a eso sumamos que al otro lado de las páginas
se encuentra una persona cercana, interesada en descubrir también a sus
lectores, en hablar de ese territorio común que son los libros, el
placer se multiplica. Así ocurrió con Fernando Iwasaki en la tarde de
charla y complicidad que compartió con los clubes de lectura de Rute .
Fernando no vino a hablar de su obra,
vino a hablar de la lectura y de la vida, de los itinerarios que esta
nos marca y que hacen de nosotros lo que somos; caminamos por su
infancia y juventud como por un relato, descubrimos la importancia de
las pasiones ( por la historia, por el ser humano) y aprendimos, sobre
todo, que los temas en la literatura y en la vida son pocos y que de
todos se ha hablado hasta la saciedad: identidad, amor, muerte….todo
está contado, y sin embargo, el buen oficio del escritor consigue
escribir una melodía diferente con las notas de siempre.
Con Iwasaki aprendimos además que ninguna
ficción puede superar a la realidad, que las historias más apasionantes
las escribe la vida y que el escritor simplemente ha de tener una
mirada atenta, curiosa , capaz de descubrir el lado literario de la
historia, la literatura que esconde el día a día.
Reflexionamos sobre la superioridad
numérica de las lectoras y trazó una singular hipótesis sobre la
capacidad de observación de las mujeres, su perseverancia y su tesón
como argumento determinante para esa mayoría aplastante de lectoras.
Sus palabras nos hicieron sentir parte de
una comunidad universal de lectores y nos reafirmaron en la necesidad
de la lectura como medio para construirnos como ciudadanos y habitar en
el mundo .
Nuestro agradecimiento a Fernando Iwasaki
por esta charla y por seguir sorprendiéndonos con su ingenio y buen
humor en cada página.